Debe haber sido en séptimo básico durante mi primer año en el Liceo de Aplicación, cuando surgió la posibilidad de hacer un taller de computación con DOS.

Recuerdo que era en un edificio antiguo de Paseo Bulnes. El profesor se peinaba a la gomina y podíamos tener computadores a nuestra disposición. Había que ejecutar los comandos con mucho cuidado para no cagarla. La pantalla era negra y los textos blancos…

No sé porque no seguí. Sí recuerdo que un compañero corto de vista, no vio una mampara de vidrio y se dio tremendo conchazo. No tengo mayores recuerdos, acaso una conversación con papá en la micro sobre lo importante que sería la computación para el futuro. 

Veo su pelada en un asiento delante del mío. Imagino que va sonriendo. También recuerdo las náuseas que me daba andar en micro las primeras veces. 

En la educación media, me alejé de los computadores y me acerqué a las drogas y el peluseo. Así estuve hasta que volví a toparme con esas cajas mágicas en la UNAB, al final de primer año o inicios de segundo año de periodismo. 

Nirvana y los pixels

Mientras Smell like teen spirit de Nirvana nos golpeaba, llegaron los compus a la ultra moderna sala de computación.

Recuerdo mi asombro al descubrir la WWW y la posibilidad de conectarse con todo el mundo y tener un correo electrónico. Rodrigo Guaiquil, uno de los másters digitales con los que me he topado en el camino, me enseñó a utilizarlos. 

Creé un correo llamado cronogandalf o algo así, en un homenaje a Julio Cortázar y el mago de Tolkien.

Por esos años, mi viejo nos compró un PC y básicamente lo utilicé para escribir e imprimir documentos de Word y fotos robadas de internet. Luego en el 2000, en mi segunda experiencia laboral como periodista, llegué al hoy extinto diario La Nación. 

Entré a la versión digital de la Revista Triunfo donde Marcelo Silva y Claudio Navarro tomaron la posta y me enseñaron más sobre periodismo digital.

Claudio Navarro fue el primer Webmaster que conocí y supe que quería ser uno de ellos.

Ahí oficié de periodista digital y en medio de cargar contenido deportivo y unas eternas planillas excel de hípica junto a los cracks y amigos José Miguel Jaque y Cristian Amaya, el diseñador Sebastián Silva me enseñó Dreamweaver y Photoshop.

Con esos softwares me ayudó a crear mi primer proyecto web. Un mini site deportivo que llamamos ridículamente Chidney, en honor a la presencia chilena en los juegos olímpicos de Sidney.

Sitio de lobos , tr y td

Después estudié multimedia en Tracor, donde aprendí Flash e hice un sitio web de lobos como tributo a la banda Doom Metal Moonspell. 

Luego de una década sin pensar en el desarrollo o la computación, el 2011 tomé un curso con un profe mexicano que todavía no avanzaba al diseño web con divs, así que a pura tabla, hice el sitio para una empresa constructora.

Por esos mismos años llegué a la agencia digital Fusiona, donde Javier Villagrán, Esteban Olivares, Francisco Astudillo y Joaquín Estay me enseñaron de RRSS, contenidos y métricas.

Luego de esa experiencia, volví al periodismo más tradicional alejándome casi otra década de las tecnologías web,  hasta que en 2018 y hasta 2021 le di con todo a diversos cursos de Platzi, donde aprendí un montón. 

El 2019, buscando desarrollador para este sito, me reencontré con Joaquín Estay quien me enseñó sobre fundamentos web, WordPress y me ayudó a montar mi primer sitio con su respectiva base de datos y deploy  en servidores.

En un garage de calle Bellavista conversábamos de tecnología, política, anarquismo y luego salíamos a echar humo en la rivera del Mapocho. Al volver al garage, los pequeños Raspberry Pi y sus luces me hacían soñar de nuevo.

Gracias a Joaquín aprendí a desarrollar con WordPress.

Mis dos sitios en producción están hechos sobre ese CMS. (Estudio de contenido El Fuego, El Final de una Nación).

Al año siguiente volví a Fusiona como periodista a cargo del blog y las comunicaciones internas de la empresa. En eso he andado, hasta el 2022 que estudié en el Desafío Latam y me acredité hace unos meses como Desarrollador FullStack JavaScript.

Hoy, además de mis tareas como periodista, doy mis primeros pasos como Dev Web Trainee para el equipo de Movistar Empresas con mucha ilusión y gratitud.